Gruyère (Suiza)

Nuestro viaje comienza en Suiza, la cuna del estimado queso Gruyère. Este queso firme y de color amarillo pálido es celebrado por su sabor a nuez y ligeramente dulce, lo que lo convierte en una excelente opción para fundir y rallar. El sabor único del Gruyère proviene de la leche de vaca de alta calidad proveniente de los exuberantes pastos suizos, lo que contribuye a su calidad excepcional y su rico perfil de sabor.
El queso Gruyère es una delicia versátil, perfecta para diversas aplicaciones culinarias. Brilla en la tradicional fondue suiza, aportando una profundidad cremosa y sabrosa al plato. También es delicioso cuando se derrite sobre una raclette caliente, proporcionando una textura reconfortante y pegajosa. Además, el Gruyère realza un simple sándwich, encajado entre rebanadas de pan crujiente, creando una experiencia gourmet. Esta joya suiza es una prueba obligada para cualquier amante del queso.
Manchego (España)

A continuación, nos dirigimos a España, donde el queso Manchego reina supremo. Este celebrado queso está hecho con la leche de oveja Manchega y es conocido por su textura firme y su delicioso sabor mantecoso. El método tradicional de elaboración del Manchego implica prensar los cuajos en moldes distintivos en forma de cesta, lo que le otorga una apariencia única. El resultado es un queso que no solo complace al paladar, sino que también captura la esencia de las tradiciones queseras españolas.
Mientras saboreas una loncha de Manchego, notarás sus sabores matizados, que varían según su edad. Las variedades más jóvenes ofrecen un sabor suave y herbáceo, mientras que las versiones envejecidas son más robustas y complejas. Para apreciar plenamente sus sabores, combina el Manchego con membrillo o disfrútalo junto a una copa de vino Tempranillo español para una experiencia verdaderamente auténtica.